domingo, 21 de noviembre de 2010

ES TU DECISIÓN....ESCOGE

Deuteronomio 30: 19 aconseja: A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar.

Todos debemos escoger constantemente. En la vida hay tres elecciones difíciles. La primera es a qué me dedicaré. ¿Cuál es tu vocación? ¿Serás médico, administrador, vendedor o empresario? No puedes llegar a los 40 años sin saberlo.

Escoge siempre lo correcto cuando estés ante dos opciones que te agradan. Los cristianos escogemos de acuerdo a nuestros principios y valores; luego, de acuerdo a nuestras posibilidades y por último dejamos los gustos. En el vestir por ejemplo, primero hay que evaluar si la prenda que deseamos usar es adecuada según los principios de decencia y virtud, luego debemos ver si podemos adquirirla y por último, escoger la que nos gusta de las que ya tienen las condiciones anteriores.

La segunda decisión importante es con quién viviré el resto de la vida. Para escoger a tu pareja, busca a la persona con quien puedes vivir, no con quién quisieras hacerlo. Hace unos años hablaba con un joven que me decía, Hermano “ya escogí el amor de mi vida, es un hombre maravilloso con el cual quiero pasar el resto de mi vida”. Cuando le hable de lo que realmente Dios había establecido como bendición para la pareja, que Él había creado al hombre y la mujer para que vivieran juntos dentro del matrimonio, y no parejas del mismo sexo, me dijo: Yo ya escogí lo que quería. Hace poco tiempo me entere que había fallecido, había contraído Sida. Todo fue cuestión de tiempo para saber que no era la decisión correcta, la cual no trajo la bendición de Dios.

Escoger implica desechar algo, hacerlo a un lado para quedarse con la otra opción. Antes de decidir, pregúntate qué es lo mejor entre lo bueno. Luego identifica qué es lo correcto y quédate con esa opción. Desecha lo malo y quédate con lo bueno.

Por momentos, parece que la vida te ofrece cosas mucho mejores, como abandonar a los tuyos, pero permanecer en más necesario. No abandones a tu gente. Sean 2 ó 15, debes estar para ellos siempre. En la vida te pueden ofrecer oportunidades que parecen mejores pero es más necesario decidir correctamente. Tenemos el ejemplo de Lot y Abraham. El primero escogió incorrectamente. Se fue con su familia a la llanura, un lugar cómodo cerca de la ciudad pero fue la peor decisión porque todos se perdieron, sólo él logró salir con vida. Escogió lo que era muchísimo mejor pero no lo necesario. A veces nos vamos por la primera salida, la cómoda pero no es lo mejor para tu futuro y lo sabes, eso es lo peor.

Tú decides perder tu tiempo escogiendo lo incorrecto porque tarde o temprano deberás regresar sobre tus pasos y rectificar el error.

No saber escoger se vuelve un patrón de conducta que se convierte en necedad. Te vuelves necio tomando malas decisiones continuamente y no aprendes de tus errores. Es como si te gustara sufrir. Deja esa actitud y busca sabiduría de las malas decisiones. Para evitarlas, mira hacia el futuro e imagina las consecuencias de la decisión antes de tomarla. Si lo que ves es malo, busca otras alternativas.

Aprovecha cada oportunidad para mejorar tu dominio propio que tiene relación con lo que escoges. Deja tus gustos de último, porque lo primera a considerar son los valores. Si lo haces, Dios te dará el gusto, basándose en lo bueno.

La tercera decisión importante es a donde voy a parar cuando muera y la opción correcta es junto a Jesús. Él es la vida eterna y la esperanza de gloria en nosotros.

De lo que escoges depende el futuro de tus hijos. Tus decisiones afectaran sus vidas para siempre, así que toma conciencia y no seas egoísta. Escoge para experimentar la bendición que Dios juró dar a tu descendencia. Él cumple pero la abundancia de bendición depende de tus decisiones. Pídele que te enseñe a escoger siempre lo correcto, bueno y santo. 

lunes, 8 de noviembre de 2010

EL DESCUBRIMIENTO...


       El eminente médico inglés J.Y. Simpson (1811-1870) había empezado su carrera en muy modestas condiciones y había llegado a ser un célebre científico. Descubrió el cloroformo como medio de anestesia y desarrolló varios instrumentos quirúrgicos.

       Cierta vez se le preguntó cuál era su mayor descubrimiento. Sus oyentes esperaban que mencionara uno de sus progresos en el campo de la medicina, pero se extrañaron al obtener la siguiente respuesta: –Mi más grande descubrimiento fue darme cuenta de que soy un gran pecador y que Jesucristo es un gran Salvador.

       Este descubrimiento está al alcance de todos, cualquiera que sea su posición social o nivel educativo. Todavía hoy usted también puede hacer este descubrimiento. ¿Cómo? Al aceptar lo que Dios dice y reconocer sinceramente que es culpable ante él. Entonces, con plena confianza podrá mirar al Señor Jesucristo como su Sustituto, quien llevó el castigo de seres perdidos y murió por ellos.

       La respuesta del científico del siglo XIX también debiera llamar la atención de los cristianos actuales. Deben considerar que él no se avergonzaba del Evangelio y aprovechaba las ocasiones que el Señor ponía ante él para hablar de su fe. Los creyentes son llamados a ser testigos de su Salvador, quien dio su vida por ellos.

      “No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree
(Romanos 1:16).